
Bodegones en Palermo: tradición, sabor y secretos del barrio más gourmet de Buenos Aires
Cuando pensás en Palermo, lo primero que probablemente te venga a la cabeza son sus bares trendy, restaurantes gourmet y cafecitos instagrameables. Pero entre tanta modernidad, se esconden verdaderas joyas de la cocina tradicional argentina: los bodegones en Palermo. Esos espacios donde el mozo te llama «maestro» o «reina», los platos rebalsan de comida y la cuenta te sorprende para bien.
En este artículo, te llevamos a un recorrido por los bodegones más entrañables de Palermo, con anécdotas, historia, recomendaciones de platos y un mapa de sabor que no vas a querer perderte.

¿Qué es un bodegón (y por qué sigue vivo en Palermo)?
📜 Un patrimonio que trasciende la comida
Los bodegones no son solo lugares donde se come bien: son parte del ADN cultural porteño. Surgieron de la mano de inmigrantes europeos que buscaban recrear el sabor de sus tierras con ingredientes locales, y rápidamente se convirtieron en refugios cotidianos para trabajadores, familias y artistas.
Si querés conocer más sobre cómo nacieron, crecieron y se convirtieron en verdaderos templos de la identidad gastronómica argentina, te recomendamos leer esta historia de los bodegones porteños publicada por el sitio oficial del Gobierno de la Nación.
Los imperdibles bodegones en Palermo
- Don Ignacio – Honduras y Ravignani
Este clásico tiene el corazón puesto en la parrilla. Sus milanesas son legendarias y los postres caseros, como el flan mixto, son un viaje directo a la infancia. Ambiente relajado y precios más que justos. - El Preferido de Palermo – Jorge Luis Borges y Guatemala
Una fusión entre lo moderno y lo tradicional. Aunque renovado, mantiene el espíritu del bodegón con picadas generosas y platos que homenajean la cocina porteña. Ideal para ir con amigos o turistas. - Celta Bar – Fitz Roy y Paraguay
Casi oculto entre cervecerías, este bodegón de origen gallego ofrece mariscos, tortillas y pesca del día. Los viernes hay caldo gallego de cortesia. Pocas mesas, mucha historia. - El Trapiche – Paraguay y Humboldt
Con más de 30 años de historia, es el ejemplo perfecto de bodegón porteño: platos abundantes, mozos con oficio y una carta extensa. Su ojo de bife es uno de los secretos mejor guardados de Palermo. - La Esquina de Anibal Troilo – Güemes y Malabia
Un bodegón con alma tanguera. Cada rincón recuerda al maestro Troilo. Recomendado: el puchero y los domingos de empanadas caseras. Música en vivo algunos fines de semana.
Lo que hace especiales a los bodegones en Palermo
- La mezcla de generaciones: En una misma mesa ves a abuelos, padres y nietos compartiendo una picada o brindando con vino de la casa.
- Los mozos: Conocen a sus clientes por nombre, hacen recomendaciones honestas y sirven con una sonrisa real.
- La carta: Siempre hay pastas, milanesas, parrilla, y ese «plato del día» que cambia según el humor del cocinero. Como el clásico Revuelto Gramajo que aún se sirve en muchos bodegones porteños.
- El ambiente: Ruido agradable, televisores con partidos de fútbol, y decoración con fotos de otra época.
Consejos para disfrutar al máximo
- Ir con hambre: La porción es generosa. Compartir es una buena idea.
- Reservar si vas en fin de semana: Algunos de estos lugares se llenan rápido.
- Pedí el plato del día: Suele ser lo más fresco y lo que mejor cocina la casa.
- Probá los postres: El vigilante con dulce de batata, el flan casero, o el queso y dulce son obligatorios.
Palermo cambia, el bodegón permanece
Entre tanta hamburguesería gourmet, sushi y brunchs hipsters, los bodegones en Palermo siguen siendo una declaración de principios: aquí se viene a comer rico, abundante y con historia. Ya sea que seas porteño de nacimiento o turista curioso, sentarte en uno de estos bodegones es conectarte con la esencia de Buenos Aires.
¿Conocés algún otro bodegón escondido en Palermo?
Dejanos tu recomendación en los comentarios y ayudanos a seguir construyendo este mapa de sabor que tanto nos representa.
Palermo se transforma, pero los bodegones… resisten.